Los implantes dentales son fijaciones metálicas que se posicionan quirúrgicamente en los huesos maxilares, debajo de las encías. Una vez implantados en el lugar seleccionado, el dentista puede colocar sobre ellos las coronas o puentes fijos que reemplazarán a las piezas dentales perdidas.
El implante se fusiona con el hueso mandibular, se osteointegra, proporcionando un soporte estable para las nuevas restauraciones.
En la primera visita se realizará una adecuada historia y examen clínicos del paciente. Durante la fase de estudio y planificación se precisa la realización de una radiografía panorámica u ortopantomografía al menos, siendo en muchos casos, necesaria la realización de un TAC para ver la situación ósea del paciente en tres dimensiones y de esta manera valorar cuál es la mejor posición en la que podemos colocar el o los implantes dentales.
Con los datos clínicos y radiográficos se explicará al paciente de forma clara y sencilla cuál es su tratamiento ideal y se resolverán todas sus dudas.
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El proceso completo en torno a la colocación de implantes habitualmente incluye:
Existen numerosas clasificaciones de los implantes:
La prótesis es la parte del implante que sustituye a la corona del diente o de la muela. Podemos diferenciar tres tipos en función del número de dientes a sustituir y del tipo de soporte de dicha prótesis:
En casos de reabsorción ósea, se puede necesitar un proceso de regeneración de hueso previo o simultáneo a la colocación de los implantes. Entre los tipos de hueso más utilizados podemos hablar del hueso autólogo (procedente de otra localización de la boca del mismo paciente) y el xenoinjerto (hueso particular de origen bovino) evitando una segunda área quirúrgica para el paciente.
Las coronas sobre implantes pueden fabricarse con diferentes materiales: metal-cerámica (mayor resistencia para sectores posteriores) y coronas de circonio (materiales blancos para conseguir más estética en sector anterior).
Según el tipo de fijación al implante podemos diferenciar las coronas cementadas (adheridas de forma definitiva mediante el uso de un cemento dental) o atornilladas (fijadas mediante un tornillo intermedio, que permite levantarla si se produce un problema en el futuro implante).
En un procedimiento indoloro. Poner un implante dental puede parecer un procedimiento complejo, pero lo cierto es que es rápido y sencillo. Se debe tener en cuenta que se aplica anestesia dental y, una vez que pasa el efecto, el implantólogo puede recomendar un tratamiento con analgésicos para paliar posibles molestias.
Un implante dental está compuesto por tres partes: • El cuerpo/implante: se trata del dispositivo del implante en sí mismo, el tornillo que se inserta en el hueso maxilar. Hace la función de raíz y ancla el resto de componentes de la prótesis. • El pilar: es la pieza que conecta el tornillo con la corona dental, por lo que su función es la de prolongar el cuerpo del implante a través de los tejidos blandos (la encía). • La corona dental: es una prótesis que imita el aspecto de un diente natural. Es la parte visible del implante y la que, por ende, aporta la funcionalidad y estética. Aunque existen diferentes tipos de coronas dentales, las que más se utilizan en los dientes visibles son las confeccionadas con zirconio.
Muchas personas retrasan determinados tratamientos dentales por temor o por pensar que el postoperatorio va a ser demasiado complicado para ellas. Por ello, hay pacientes que preguntan por la colocación de implantes dentales sin cirugía. Si embargo, se trata de un concepto muy usado en campañas de publicidad engañosa que buscan captar a nuevos pacientes. Pero no debes preocuparte, pues en la actualidad, y gracias a los enormes avances en la técnica y equipamiento, es posible insertar un implante a través de métodos mucho menos invasivos. Con ellos, el postoperatorio resulta más corto y menos traumático, obteniendo unos resultados óptimos a largo plazo. Cuando hablamos de implantes dentales sin cirugía, nos referimos a insertarlo a través de una técnica menos invasiva con numerosos beneficios para el paciente. Entre otros, permite que la recuperación sea más rápida, disminuye el tiempo que dura la operación y no requiere de puntos de sutura.
Entre los problemas más comunes que pueden encontrarse tenemos: • Inflamación: puede durar unas 48 horas y, suele comenzar a disminuir pasado ese tiempo. • Hematomas: existen posibilidades de que la zona afectada después de la cirugía en la cara sufra un hematoma. • Dolor: suele tratarse de una molestia fácil de resolver mediante el tratamiento con analgésicos pautados por el cirujano. • Infección: un dolor continuo puede indicar que existe una infección. • Daño nervioso: alteración de la sensibilidad de algún nervio adyacente. Suele tratarse de una parestesia temporal.
El coste de un implante dental unitario completo (incluye cirugía, tornillo y corona) ronda los 1.500 y 2.500 euros. Se trata de un precio que incluyen todos los procedimientos necesarios para la efectividad del tratamiento. No obstante, los precios que aparecen en la web son orientativos.
Los implantes dentales son una solución estable y de larga duración. Sin embargo, la duración y eficacia de los implantes en boca dependerá, en gran medida, del caso y del estilo de vida del paciente y de las revisiones periódicas.
Existen varios factores que influyen de manera directa en el resultado de la duración del implante: • Complicaciones biológicas (gingivitis o periodontitis) • Enfermedades sistémicas: cualquier enfermedad que afecta a la reparación de los huesos u otros tejidos. • Sobrecarga de la zona de implantes: los dientes participan en actividades tales como comer, tragar y hablar bajo diversos grados de fuerza.